Los órganos cardinales

De forma simultánea a estas dos tendencias básicas, la medicina Antroposófica ofrece una nueva forma de entender las distintas tipologías, basadas en la teoría de los humores cardinales, y caracterizada por las relaciones de equilibrio entre sus correlatos orgánicos: pulmón, hígado, riñón y corazón. Estos son los denominados cuatro órganos cardinales porque de forma tradicional se les ha atribuido un papel dominante, relacionado con los temperamentos, y por lo tanto, con el desarrollo de determinadas tendencias patológicas. Estas relaciones, incluyendo los cuerpos constitutivos se resumen en la tabla siguiente:
Con el riesgo de incurrir en esquemas no deseados, esta matización se podría describir como:

Pulmón

Relacionado con el elemento Tierra, lo que le otorga una dinámica más pesada, mineralizada e inmóvil. Está relacionado con la Organización Física. El sujeto tipo pulmón teme al mundo exterior y se repliega en una melancolía silenciosa. Se corresponde con el temperamento melancólico. En la Teoría Humoral clásica es la Bilis Negra, carácter de fuerza y poca irritabilidad, que tiene que ver con los sabores astringentes. Una tendencia masculina en este tipo le inclinaría al Flemático, mientras que una tendencia femenina le inclinaría al Colérico. Se le considera un signo Y’ing, “femenino” y centrípeto.

Hígado

Relacionado con el elemento Agua, y por lo tanto, es el órgano de la Organización Etérica o de las fuerzas modeladoras plásticas, de regeneración. Como órgano, el hígado tiene un gran contenido de líquido, y constituye el centro principal del metabolismo. El sujeto tipo Hígado es débil, con tendencia a la depresión. Posee un temperamento flemático y teme afrontar la vida. En lo Humoral, es un carácter de poca fuerza y poca irritabilidad, es la Flema, también relacionada con el sabor Amargo, un aspecto que ha aprovechado tradicionalmente la farmacopea. La tendencia masculina lo inclina a lo Sanguíneo o Nervioso, y la femenina al Melancólico. Al igual que el signo anterior, es considerado como signo Y’ ing, “femenino” y centrípeto.

Riñón

Está relacionado con el elemento Aire. La dinámica de lo aéreo otorga a este tipo una gran versatilidad de movimientos, un andar ligero, emociones vivas y cambiantes, aunque inconstantes. Son pacientes nerviosos y con tendencia a padecer hipertensión. El miedo a la enfermedad y al sufrimiento les son característicos. En el fracaso del riñón para “humanizar” la proteína ingerida tenemos que considerar la causa principal de la esquizofrenia (ideas fijas y alucinaciones que se comportan como cuerpos extraños a los que el YO se opone sin éxito). Como lo clasificara Rudolf Steiner, se corresponden con el temperamento Sanguíneo, o Nervioso. En lo Humoral están relacionados con la Bilis Amarilla, muestran poca fuerza y gran irritabilidad. Su sabor es ácido. La tendencia masculina lo inclina al Colérico, mientras que la femenina al Flemático. Es un signo “masculino”, Yang, centrífugo.

Corazón

Se relaciona con el elemento Fuego, que imprime una dinámica activa, tanto desde la voluntad como desde el pensamiento. Estos sujetos tienen necesidad de afirmarse y soportan mal las contrariedades. La actividad permanente del corazón, armonizando fuerzas opuestas, les otorga un miedo visceral a la muerte, a veces incluso obsesivo. Su temperamento es Colérico. Desde el punto de vista Humoral está relacionado con la Sangre, muestran mucha fuerza y mucha irritabilidad, su sabor tiene que ver con lo Dulce, su tendencia masculina le inclina al Melancólico y la femenina al Sanguíneo o tipo Riñón. Es un signo “masculino” como el anterior, Yang, centrífugo.

Tendencias cardinales

En el transcurso de una vida, estas tendencias cardinales están sujetas a variaciones, con frecuencias menores. No obstante existen casos en que una tendencia histérica pueda encontrarse bajo influencias neurasténicas, y viceversa (aunque mucho más raro). Para las cuatro tipologías cardinales mencionadas puede tener lugar el mismo proceso histérico o neurasténico.

No obstante conviene tener en cuenta que el ser humano, además de las anteriores clasificaciones, también ha sido contemplado en su aspecto astral en referencia a los “Siete Metales Planetarios” (Plata, Mercurio, Cobre, Oro, Hierro, Estaño y Plomo, en el orden que se cursa su influencia a lo largo de la existencia), y más allá, con respecto al Zodiaco, que se vincula a distintas partes del cuerpo (por ejemplo: Aries, cabeza; Tauro, cuello); y órganos sensoriales, así como minerales. Pero estas estructuras quedan fuera del propósito de este folleto, que es el de aportar una guía rápida para relacionar las patologías en el ámbito sicosomático con la propuesta de medicamentos antroposóficos.

Fuente: Artículo de la Revista de Medicina Antroposófica del Instituto para la Formación en Medicina y Terapias Antroposóficas, IFMA. España

 

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