La búsqueda de Goethe de la profundidad del devenir y los misterios cósmicos
La tentación luciférica y ahrimánica.
Dornach, 11 de setiembre de 1916
Habría, por supuesto, mucho que decir si uno quisiera agotar todo lo que se halla en estas escenas finales del Fausto de Goethe, si uno quisiera, en este contexto, aludir a todas las perspectivas que se abren muy naturalmente para la ciencia espiritual, a partir de los pensamientos que fluyen en estas escenas finales. De todas las cosas que podrían decirse quiero tomar hoy algunas. Pero no quisiera, de ninguna manera, generar la idea de que con ello se haya logrado un tratamiento completo de estas cosas.
Tenemos que fijarnos especialmente en dos hechos del desarrollo de la Tierra, en dos hechos importantes que ya hemos señalado, si queremos entender estas escenas finales. El primer hecho se ubica en la época lemúrica, el segundo en la época atlante. Hoy solamente las vamos a caracterizar en la medida en que sea necesario. El hecho de la época lemúrica, caracterizado desde un cierto punto de vista, consiste en que, a causa de todos los sucesos que pueden leerse en “La ciencia oculta en bosquejo” o en nuestros ciclos, los seres humanos, en cierta medida, se organizaron en mayor medida hacia la materia de lo que estaba previsto. Esto sucedió por el impulso luciférico. Por este impulso se cumplió en cierta medida uno de los propósitos a los que alude Mefistófeles diciendo que lo ha realizado con el otro, en horas profundamente infames, cuando fue concebida la destrucción de los seres humanos. Por el hecho de que la humanidad se organizó más profundamente en dirección a la materia, de lo que en realidad estaba previsto, la conciencia humana se unió con todo aquello que significa el devenir del ser humano en el desarrollo terrenal, de un modo distinto del que debiera haber sido. Ya hemos señalado a menudo que, por el hecho de que fue dado este impulso luciférico, el hombre tiene una conciencia que se liga en forma muy distinta con la generación, con la procreación sexual. En aquel entonces prácticamente se llevó a la conciencia la procreación sexual, y con ello, ésta se convirtió en algún sentido de un hecho suprasensible en un hecho sensible. Esto es lo primero.
El hecho que luego sucede en la época atlante consiste en que, dado que el hombre ya estaba organizado en lo sensible con mayor profundidad de la prevista, construyó todo su organismo de forma tal que su ahrimanización pudo llevarse a cabo, como muchas veces lo describí, de tal manera que el ser humano unió sus fuerzas espirituales con las fuerzas y hechos de la naturaleza físico-sensible. Ustedes saben que en la Biblia el primer hecho está expresado a través de la imagen de la tentación luciférica. Está caracterizado especialmente en las palabras de Lucifer referidas a los seres humanos: Vuestros ojos se han abierto y podréis distinguir el bien y el mal. – Vuestros ojos se abrirán – abrirse los sentidos para la conciencia, en este abrirse los ojos, radica justamente la caída del ser humano en la materia. Es decir, ahora la humanidad había caído más profundamente en la materia de lo que estaba previsto -. La humanidad tenía el designio de mirar el mundo material desde fuera del mundo material. Desde la tentación luciférica la humanidad cayó en el mundo material, y por lo ahrimánico de la época postatlante se produjo luego, dentro de lo material, un emparentarse del ser humano con lo material, que sólo en cierta medida debió haber sucedido arriba, en la contra imagen espiritual. Lo que debió haberse producido arriba, en cierta forma suspendida por encima de lo material, se llevó a cabo en lo material.
Lo primero entonces está expresado en que respecto al hombre fueron pronunciadas las palabras: Vuestros ojos se han abiertos y podréis diferenciar – exteriormente – en la visión sensorial, el bien y el mal. Lo segundo se expresa en la Biblia, como ustedes saben, por el hecho de que se dice: Y los hijos de los dioses encontraron que las hijas de los hombres eran bellas y se unieron con ellas en la materia. Esta es la palabra bíblica que, en relación con el ser humano y a aquello que vive en el ser humano, expresa un hecho importante. Dado que en este hecho importante está integrado, al mismo tiempo, todo obrar ahrimánico en el ser humano. Por la misma fuerza con la cual el amor celestial penetró, fue atraído hacia la materia, y se volvió amor terrenal, por la fuerza que tiene como fundamento el hecho de la transformación del amor celestial en amor terrenal, por este impulso, por este hecho, se logró al mismo tiempo que el intelecto del ser humano se uniera en forma terrenal con la materia, creando la forma materialista de la ciencia. Sin que los impulsos ahrimánicos hubiesen tenido lugar en el ser humano — los impulsos que pueden ser expresados a través de su acto, en cierto modo más humano: y los hijos de los dioses encontraron que las hijas de los hombres eran bellas y se unieran en la carne, —sin que estos impulsos hubiesen penetrado en el ser humano, tampoco hubieran penetrado aquellos impulsos que el intelecto humano utiliza para crear todo tipo de instrumentos, que son solamente la unión de fuerzas materiales, y que consisten en que simplemente con máquinas se puedan crear todo tipo de cosas al estilo de máquinas, con todo tipo de finalidad, aun cuando esta finalidad sea la destrucción del género humano.
Si esta tentación ahrimánica no hubiese sucedido, no hubiera posible en la tierra que se creasen instrumentos para matar y cosas similares, puesto que si los hombres hubiesen conservado el parentesco entre el intelecto y el obrar de arriba, no de abajo en la materia, tampoco dejarían que fluyera el intelecto en la materia para crear productos tales como los que son creados con nuestros mecanismos meramente demoníacos, los cuales juegan un papel cada vez mayor en la materialización de la cultura humana. Así como todo lo que es confusión y error de la vida de los afectos y de las pasiones, en la vida emocional humana, está expresado por el hecho: Y vuestros ojos se abrirán y podéis distinguir – exteriormente, sensorialmente – el bien y el mal, así, todos los hechos que en cierto modo son admirados a partir de la arrogancia del hombre y de la naturaleza ahrimánica del hombre como enormes progresos de la humanidad, la cultura meramente mecánica, surge del mismo principio del que surge lo que está expresado en la Biblia: Y los hijos de los dioses encontraron que las hijas de los hombres eran bellas y se unieron con ellas en la carne.
Los documentos expresan estas cosas a su manera. En ciertas áreas iluminan hacia donde se hallan estos impulsos, pero estos impulsos son valederos en un ámbito más amplio. En la actual época cultural en que la humanidad ha de superar lo luciférico y lo ahrimánico – y esto debe ser reconocido plenamente -, en nuestra época debe producirse cada vez más una clara comprensión de aquello que sucedió por el abrirse los ojos, por unirse los hijos de los dioses con las hijas de los hombres, es decir, por el descender del amor celestial hacia el amor terrenal. Sobre este hecho debe extenderse una clara comprensión.
La sensibilidad de Goethe se acercaba a la necesidad de esta clara comprensión. Justo cuando escribía las últimas escenas del “Fausto”, por su conocimiento de naturaleza instintivo-perceptiva llegó a comprender esa necesidad. Esto es infinitamente significativo. ¿De qué puede entonces tratarse? Ustedes saben que no se logra nada diciendo: ¡Oh! Huyo de lo luciférico, huyo de lo ahrimánico. Estas son palabras infantiles porque esto no se puede, sólo se puede establecer el equilibrio entre ambos. Es decir que hay que paralizar poco a poco lo luciférico por medio de lo ahrimánico a medida que avanza el desarrollo de la humanidad, y viceversa, paralizar lo ahrimánico por medio de lo luciférico. Esto lo percibió Goethe y lo introdujo secretamente en las últimas escenas de su “Fausto”.
Recordemos una vez más la conmovedora, movilizante escena de la Inquietud. Recuerden ustedes como una vez fue expresado en un siglo anterior que el reino adecuado para Ahriman-Mefistófeles es el reino de la muerte. Es decir que en cierta forma la destrucción y la muerte sí pertenecen al reino de Ahriman; sólo que éste no debe utilizar sus impulsos en forma desplazada. Si las utiliza en lugares que no pertenecen, surge lo terrible. Ahora Goethe hace partir a la Escasez, a la Necesidad y a la Culpa en el momento, en el que el cuerpo físico comienza a desprenderse de lo espiritual-anímico. Con esto demuestra que conoce las relaciones que existen en la vida terrenal que transcurre en el cuerpo físico con la Escasez, la Necesidad, la Culpa. Pero cuando el alma ya está desprendida, cuando ya se ha dicho de las tres que la muerte se acerca, queda aun la Inquietud, la cual, a su vez, está hermanada con las otras. Ella permanece en cierta medida en el tiempo en que la muerta ya actúa. Ella fue enviada desde el reino justificado de Ahriman. Ahriman no podría hacerle nada peor a Fausto que impedir a la Inquietud, quedarse con él más allá de la muerte incipiente, porque allí radica un entretejido de fuerzas muy misteriosas.
Aquí se roza un misterio muy profundo. ¿Qué hace la Inquietud? La Inquietud que también es traída, como todas las mujeres canosas por Mefistófeles-Ahriman, porque hasta allí dura la magia de Mefistófeles, ¿qué hace la Inquietud? Ella destruye en Fausto lo que Lucifer ha realizado, ella vuelve a cerrarle los ojos. ¡Piensen ustedes en la profunda concepción del mundo que tenemos aquí! Aquello que a través del impulso de Lucifer fue traído a los hombres, es paralizado ahora, por medio del rodeo de la Inquietud, por medio del impulso de Ahriman. El hombre se volvió vidente en el plano físico por Lucifer. Ahora se vuelve ciego, es decir, con visión interior, por la figura traída desde el reino de Ahriman.
Solo en el interior resplandece clara luz
Una profundidad inconmensurable se halla aquí. Así Goethe busca verdaderamente en este Fausto moribundo que en un ser humano lo luciférico quede, no anulado, pero sí conformado de forma tal, que pueda entrar en la vida equilibrado con lo ahrimánico. Y ahora la Inquietud pronuncia una palabra profunda para interpretar aquello que hace. Lucifer había dicho alguna vez: Vosotros los seres humanos os volviereis videntes porque vuestros ojos se abrirán. ¿Qué dice la Inquietud? La inquietud opone lo ahrimánico a lo luciférico. Si bien los seres humanos se han tornado videntes para lo exterior físico, permanecen ciegos en relación a lo espiritual y lo serán durante toda la vida. ¿Cómo se puede vencer la ceguera? Dado que se sumerge con conciencia, que la comprende, que la distingue, sobreviene de nuevo el ver espiritual, el mirar espiritual. Ahora Inquietud pronuncia una palabra de la cual se podría decir con cierta razón, que suena igualmente misteriosa para los sabios y los necios:
A lo largo de la vida los hombres están ciegos,
Ahora, Fausto, al final, ¡vas a estarlo tú!
Así parece hablar Inquietud:
A lo largo de la vida los hombres están/son ·ciegos,
Ahora, Fausto, al final ¡vas a estarlo tú!
Al principio no se puede hacer mucho con las dos frases. Uno se pregunta: ¿Qué significa esto en realidad? – Físicamente los hombres están viendo toda la vida, pero Inquietud los llama ciegos:
Ahora, Fausto, al final, ¡vas a estarlo tú!
Realmente se vuelve ciego. Aplica la palabra de una manera totalmente diferente pero en realidad quiere decir que se vuelve vidente interiormente. Es necesario que uno aprenda a leer las frases correctamente. Así sería:
A lo largo de la vida los hombres están ciegos,
Ahora, Fausto, al final, ¡vas a estarlo tú*!
En el devenir está el experimentar. Para los hombres, es un hecho dado, están ciegos. Pero Fausto no tiene que estar ciego sino que vivenciar el entrar en la ceguera. ¡Devén ciego, vivencia deviniendo la relación entre ser vidente y estar ciego! Tomen esa palabra y únanla con otra palabra:
Pero vosotros, auténticos hijos de Dios,
¡disfrutad de la viviente y rica belleza!
Que lo que deviene /que lo cambiante
– se alude a eso –
Que lo que deviene/lo cambiante, lo que eternamente obra y está vivo,
Os encierre con los suaves confines del amor.
Lo que deviene, lo que siempre obra y está vivo está expresado en el “Prólogo en el cielo” como lo espiritual, como el reflejo de lo espiritual, esto que deviene se vierte sobre Fausto por medio de la Inquietud:
A lo largo de la vida los hombres están ciegos,
Ahora, Fausto, al final, ¡vas a estarlo tú!
Es distinto que uno perciba deviniendo, la relación entre ser vidente y estar ciego que no percibirlo sino tan solo estar inmerso en la ceguera vidente.
Si uno conoce bien a Goethe lo puede comprender en sus sentimientos peculiares frente al ser y al devenir. Comprendiendo la concepción de esta frase uno vivencia entonces algo profundo, algo profundo de Goethe. Vemos como Goethe toca misterios muy profundo del ser humano. El quedarse ciego por la Inquietud es realmente la contraparte al ser vidente en el paraíso por Lucifer.
Continuemos ahora. Miremos a Mefistófeles como está ubicado frente a los hijos de Dios que recibieron las rosas de las manos de las santas-amorosas penitentes para tener realmente el tesoro del alma. ¿Qué pasó aquí? Las penitentes estuvieron en la tierra, pasaron por el amor terrenal, pasaron por lo que fue creado por la tentación de Ahriman en la época atlante. Pero ¿qué se logró por las vivencias humanas por las cuales tuvieron que pasar estas penitentes? ¡El amor terrenal se volvió celestial! Al final vemos que Margarita (también llamada Gretchen) llevó el amor terrenal a las regiones espirituales.
Lo que sucedió en la tierra se transformó en algo espiritual, celestial. Allí arriba Margarita se encuentra entre las penitentes, está entre las penitentes que esparcieron las rosas. El amor que se volvió terrenal se nos aparece ahora celestial. Fue llevado de nuevo a la región celestial por el proceso de la humanidad, por lo que los hombres pudieron experimentar Y si la Biblia lo expresa en el versículo donde se refiere a la tentación celestial, a que el amor celestial se volvió terrenal, Goethe alude al proceso de la humanidad donde el amor terrenal se vuelve celestial, y Mefistófeles está abajo también como un hijo de Dios que ahora se reúne con las hijas de los hombres, que a su vez se volvieron espirituales por las rosas que esparcieron. Es el proceso inverso al que la Biblia nos da a entender: Los hijos de Dios se unieron con las hijas de los hombres. – A su vez Mefistófeles, que perdió el camino por las hijas de los hombres, se reúne con las hijas de los hombres que fueron acogidas por los dioses. Es decir, es un proceso inverso. Tanto el proceso paradisíaco de la tentación de Lucifer como el proceso ulterior a que aluden las palabras: los hijos de Dios se unieron en la carne con las hijas de los hombres, se aplica invertido. El hijo de Dios Ahriman-Mefistófeles se une nuevamente con las hijas de los hombres que fueron recogidas por los dioses, ahora por el amor celestial, no por el amor terrenal, espiritualmente, anímicamente, no en la carne. El proceso inverso. De nuevo un misterio maravilloso por el cual los hechos del “Fausto” se unen con las tradiciones más elevadas de la humanidad.
Si tomamos la cuestión de esa manera comprendemos ahora que quiere decir Goethe realmente, dado que ahora estamos en condiciones de entender realmente el proceso que se desarrolla allí. Es muy interesante de observar como Goethe, quiero decirlo así, es conducido por la necesidad intrínseca de la cosa a escribir el final del “Fausto” de la manera en que lo escribió. Realmente dejó que la cosa misma lo condujera, no por un mero capricho interior, se dejó conducir por la cosa misma. Piensen que una vez, cuando todavía no había terminado, pero cuando la cuestión maduró de tal manera que él fue capaz de escribir la escena, anotó en un esquema como quería hacerla. Escribió:
“Cuatro mujeres canosas” – Bueno, así lo realizó.
“Fausto e Inquietud” – realizado.
“Mefistófeles y Lémures” – realizado.
“Fausto Satisfacción” – realizado.
“Terminado. Cadáver. Lémures enterrando. Alejados. Demonios y Boca del infierno” – bien.
“Esperando la descomposición” – eso lo ha formado.
“Debido a que el alma se escapa más tarde que de costumbre” – eso se ha realizado de nuevo.
“Adoptar una postura satánica, para captarla” – eso lo hemos tratado de representar.
“Los ángeles, gloria celestial, revolotean, Mefistófeles. Resistencia. Los ángeles esparcen rosas. Marchitan en el aliento de los demonios. Convertidas en llamas del amor, los demonios huyen. La pena de amor de Mefistófeles. Los ángeles desaparecen revoloteando. Mefistófeles para hacer la apelación.”
Originalmente Goethe quiere agregar esta apelación, donde Mefistófeles apela en cierto modo al cielo por el alma de Fausto. Esto es lo que anotó: “Mefistófeles apela.” – Con respecto a eso escribe: “El cielo, Cristo, Madre” – es decir, la Mater Dolorosa – “Los Evangelistas y todos los santos. Juicio al Fausto”. O sea que no mucho antes de que Goethe completara su “Fausto”, lo había querido terminar haciendo que Mefistófeles apele al cielo por el alma de Fausto, y pensó en hacer una especie de juicio donde se hubiese podido ver una escena celestial en la cual se han reunido el Cristo, la Madre de Dios, los Evangelistas y todos los santos. O sea, Goethe pensó en representar esa escena tal cómo está representada en la parte superior del conocido cuadro de Rafael donde en el centro está el sacramento. Conocemos esta imagen. Allí se habría de juzgar a Fausto. Goethe no lo realizó así porque en el momento en que lo anotó, más bien quería seguir su arbitrio interior. Él fue impulsado por la cosa misma a realizarlo manera diferente. Lo primero podría haber sido bastante bonito pero, diría, podría haber sido escrito en tiempos anteriores. Ya no corresponde a la época de Goethe. Solamente aquellos que no comprenden nada de la historia evolutiva de la humanidad, creen que se puede escribir cualquier cosa en cualquier momento, y que se puede escribir en cualquier momento sobre todas las cosas de la misma manera. No lo hacen así aquellos que están involucrados vivamente en los procesos evolutivos de la humanidad. Goethe pues, no lo hizo así. En cambio realizó lo que ahora conocemos y lo que fue presentado aquí hace algún tiempo, la escena en la que asciende a través de los santos Anacoretas, y en la que somos llevados a la región donde están los ángeles, a la región de los niños bienaventurados, donde aparecen las penitentes, donde aparece Margarita. O sea, Goethe, en total concordancia con lo que los tiempos requerían de él, humaniza la última escena, incorporando en ella lo humano en su significación para la realidad espiritual. Goethe mismo dijo una vez que en cierto sentido lo principal para la solución de su problema del “Fausto” está en las palabras incluidas en la escena final:
«Quien siempre desea, aspira y lucha,
merece recibir la salvación.»
Y si el buen amor desde las alturas
toma además partido por su causa,
el coro de los bienaventurados,
acogedor, lo recibe en su seno.
No hay que tomar las palabras de Goethe a la ligera. Los comentaristas del Fausto las tomaron a la ligera. Al hacer alusión a esto, Goethe quería mostrar cuán profundamente fue capaz de captar el misterio del obrar piadoso del principio divino-espiritual, en relación con el hombre. Y en forma profundamente significativa actuó de acuerdo a ello. Pero lo captó vívidamente. Dado que durante su vida en la tierra, Margarita tuvo ciertas experiencias al lado de Fausto y después fue llevada a los mundos espirituales, se crea un vínculo entre Fausto y Margarita, y Goethe quiere mostrar que para él es una realidad que, cuando la muerte se acerca a estas cosas, siguen siendo una realidad. El hombre es colocado en los vínculos que se crean durante su existencia física, y toman una forma espiritual cuando la muerte pasa por sobre ellos.
Y si el buen amor desde las alturas
toma además partido por su causa,
– es decir, adquirió una afinidad elegida con lo espiritual, que surgió de lo sensorio. Luego va a su encuentro lo que se transformó en algo anímico con la cordial bienvenida, entonces no es sólo un hombre libre, sino también un hombre que es acogido en la acción de la gracia. Aquí Goethe nos muestra cuán profundamente significativo es para el hombre todo lo que él adquiere como afinidad elegida, y cuan real es para el hombre que de alguna manera está unido con ello, aquello que es incorporado desde lo físico a lo espiritual. Goethe muestra en esta escena final como las realidades son aquellas cosas que los hombres hacen en el área de la moral, en el área de lo espiritual, como esto no es mera cosa pasajera como dice el materialismo, sino algo de influencia prolongada, algo que es importante para la evolución de la humanidad. Es por ello, que esta escena final es tan grandiosa.
¿Qué otra cosa puede decir el materialismo si no ésta: Bueno, ahí está el Pater Ecstaticus quien se engaña, pero cuando el Pater Ecstaticus haya muerto, se habrá acabado todo esto. Lo mismo tanto con el Pater Profundus como también con el Pater Seraphicus, etc. – Para Goethe, son hechos tan reales los que vivencian los anacoretas, como son reales la salida y la puesta del sol. Así como la salida y la puesta del sol provocan algo en los hombres del mundo físico, así, se provoca un proceso real en el alma de Fausto por aquello que inunda el mundo por los éxtasis, las oraciones y las elevaciones místicas de los anacoretas. La realidad del mundo espiritual, en tanto el mundo espiritual está enraizado en los sentimientos humanos y en la vivencia humana interior, esto es lo que Goethe nos muestra. No solamente las representaciones supra-terrenales que en cierto modo están separadas de los hombres, sino también las representaciones supra-terrenales que están profunda e interiormente relacionadas con el hombre, son las que Goethe expone. De ese modo su drama “Fausto” se convirtió en el drama del fin de una época, del primer período de la quinta época post-Atlante.
Ahora bien, algo les debe llamar la atención a aquellos que siguen las diferentes notas que Goethe tomó antes de escribir las distintas escenas. Ya he hablado de algunas notas en otro contexto. A finales del siglo XVIII, cuando Goethe se puso nuevamente a adaptar su “Fausto” para el teatro, escribió en un par de frases el esquema de cómo quería trabajar allí, cómo quería hacer el pasaje de lo ya trabajado a lo siguiente. Allí escribió:
“El anhelo ideal de poder obrar en y tener empatía con toda la naturaleza. La apariencia del espíritu como un genio del mundo y de los hechos.”
– Todo esto está presente.
“La lucha entre la forma y lo informe.
Preferencia del contenido informe frente a la forma vacía.
El contenido trae consigo la forma.
La forma nunca está sin contenido.
Estas contradicciones, en lugar de unirlas, hacerlas más dispares.
El anhelo científico claro, frío. Wagner.
El anhelo científico apagado, caliente. El discípulo.
El gozo de la vida de la persona, visto desde afuera, primera parte.
En lo apagado, la pasión.
El placer de actuar hacia afuera, segunda parte, y el placer con conciencia.
Belleza.
El placer creador desde el interior.”
Allí ya alude a la dirección que quiere tomar hacia el final. Luego anota lo que no se llegó a realizar: “Epílogo en el caos, camino al infierno”.
Ya he dicho como es que fue mal entendido que este epílogo hubiera debido pronunciarse en el caos, camino al infierno. La gente se rompió la cabeza pensando sobre como es que Fausto hubiese tenido que terminar con un epílogo en el caos, camino al infierno. O sea que Goethe, en una etapa ya relativamente avanzada, no había querido que Fausto fuera redimido, sino que había querido que fuera al infierno. La gente de ningún modo había pensado que era Mefistófeles quien debiera decir este epílogo, y de ninguna manera Fausto. Después de haber perdido la apuesta es él quien va al infierno y dice su epílogo. Pero Goethe no lo pudo realizar, realmente no está. ¿Por qué no está? Porque en aquella época todavía no podía ser escrito desde el misterio profundo y al mismo tiempo desde el misterio de su época. Pues, ¿qué incluiría este epílogo en el caos, camino al infierno? Imaginemos lo que incluiría.
¿Qué ha pasado? Hemos observado las diversas relaciones recíprocas que ocurren entre lo ahrimánico y lo luciférico, que están representadas al final del “Fausto” de Goethe. A causa de ellas, el alma de Fausto realmente no es capturada por Ahriman-Mefistófeles, sino que entra al mundo espiritual de manera adecuada para unirse con las fuerzas que vienen de los bienaventurados, de la forma en que lo hemos demostrado. Esto sucede porque, en principio, tiene un poco más de peso el elemento luciférico, porque tuvo lugar algo así como una espiritualización para Fausto, porque no sucedió la materialización que sí tendría que haber sucedido por Ahriman, por la cual el alma de Fausto se hubiese mantenido, en cierto modo, unida con la materia, dada la gravedad de la tierra, y Fausto se hubiese hundido en un abismo – ¡el dueño de la materia es Ahriman-Mefistófeles! Esto no sucedió. En cierto modo la balanza se inclinó más hacia lo luciférico. Es por eso que fue posible que el alma de Fausto entrara a la región a la cual luego entró, donde con la superación de lo ahrimánico de la manera adecuada, las acciones humanas de las penitentes y de la propia Margarita, están en la esfera espiritual.
Ahora está allí Mefistófeles. Quería capturar esta alma, pero no fue capaz de capturarla. No fue capaz de unirla con la pesantez de la Tierra, pues entonces, o bien estaría unida con el cadáver y sería atrapada en el círculo de los lemures, o bien sería capturada por el diablo gordo o por el diablo delgado. No logró hacer nada de esto. Sobrevino un equilibrio entre lo ahrimánico y lo luciférico, de modo que Fausto se abrió camino al cielo. Pero Mefistófeles se quedó allí detenido. El alma se le escapó. Ahora él podría decirse: Sí, aquí estoy, el alma se me fue pero va a volver a la región de mi actuar, va a volver a la tierra. Entonces la voy a reconocer, voy a poder estar cerca de ella, ya que tendrá que someterse a nuevas pruebas ahrimánicas. – Esto sería más o menos el contenido del “Epílogo en el caos, camino al infierno”. Pues lo peculiar de Mefistófeles-Ahrimán es que siempre piensa que va a ganar en cada encarnación. Y en cada encarnación puede perder otra vez su victoria si se produce el equilibrio con Lucifer. Esto es lo peculiar. Pero tiene que ocurrir el oscilar del hombre entre Ahrimán y Lucifer, de lo contrario no podría desarrollarse la personalidad humana. Si el hombre no tuviera el espíritu que obra y crea a través de la resistencia, no podría desarrollarse la personalidad humana. Solamente en la resistencia se desarrolla la personalidad humana. Incluso en nuestro cuerpo la personalidad se desarrolla en la resistencia. Piensen ustedes que si no tuviesen dos ojos y no fijasen la mirada en las cosas de modo que sus ejes se corten, si no tuvieran dos manos que se tocan, y una lavara a la otra, no se podría desarrollar físicamente la conciencia de la personalidad.
El Señor de las resistencias, el Señor de los obstáculos también es Ahriman-Mefistófeles. Por lo tanto, Ahriman tuvo que adquirir, ya en el quinto período post-Atlante, una gran influencia porque la personalidad se va a formar justamente en este quinto período post-Atlante. En las épocas anteriores el hombre tenía menos personalidad, en la época egipcio-caldea casi ninguna, allí el hombre tenía una conciencia de comunidad. Este tema lo he tratado muchas veces. Recién en la época greco-romana la personalidad lentamente empieza a ser consciente de si misma, todavía tiene mucha conciencia de comunidad. La quinta época post-atlante es la época en la cual la personalidad debe desarrollar una conciencia total de si misma, de tal manera que lo que haya que lograr en la quinta época post-atlante, ella lo logre absolutamente desde sí misma. Lo característico de la quinta época post-atlante son las exigencias fuertes para los impulsos creativos y vitales de la personalidad.
En la quinta época post-atlante tiene que introducirse la ciencia espiritual en la evolución humana. Pero esta ciencia espiritual exige, para que se la pueda entender, comprender, captar, un esfuerzo más grande de las fuerzas intelectuales, de las fuerzas del sentir, también de las fuerzas de la voluntad, un trabajo mayor de todas las fuerzas de la personalidad que el que existía en épocas anteriores. Desde un reconocimiento profundo, perceptivo, de los impulsos de su época, Goethe puso a Ahriman-Mefistófeles al lado de Fausto, quien, con sus pruebas, tiene que desarrollar la conciencia de su personalidad. Tiene que desarrollarse por las resistencias a las influencias de Mefistófeles; tiene que comprender qué es lo que vive en Ahriman-Mefistófeles por el desarrollo unilateral de la razón y la ciencia, pero debe sostenerse. Con una personalidad que pasó de esa manera por todas las ciencias – “Ahora, ¡ay!, he estudiado la filosofía, derecho y la medicina, y, por desgracia, también la teología.” -, una personalidad que se acercó también a la magia, a las tradiciones mágicas, sólo era posible que se entregara a la exaltación mística frente al espíritu de la Tierra:
En las mareas de la vida, en la tormenta de la acción
Subo y bajo,
Voy de un lado a otro.
El nacimiento y la tumba,
Un mar eterno…
¡Entretejerse en esto! Pero esto es disolverse, ponerse nebuloso por ir y venir en la tormenta de la acción… allí anhelan estar los místicos desdibujados, aquellos que quieren perder su personalidad! La quinta época post-atlante justamente requiere el mayor esfuerzo de la personalidad, y de eso debe resultar el conocimiento y la voluntad del hombre en la quinta época post-atlante. Por eso la humanidad en la quinta época post-atlante, tiene ante sí la tarea de emplear totalmente la personalidad. Cada vez más el requisito de la quinta época post-atlante será el fortalecimiento, la fortificación de la personalidad, por ponerla plenamente en acción. Para los hombres que no quieran quedarse atrás en la evolución, va a ser necesario, también respecto al modo de vivir en lo moral, emplear cada vez más vigorosamente la personalidad. Este fortalecimiento de la personalidad va a ser un requisito de la época y el mismo es acorde con la evolución ulterior normal, buena y correcta. La dilución, la licuación de las fuerzas de la personalidad no es parte de los impulsos de lo que resta de la quinta época post-atlante. El perderse la personalidad en lo nebuloso es una recaída, una recaída atávica hacia tiempos remotos. Pero si las fuerzas adversarias de Lucifer y Ahrimán están libradas a sí mismas, estas fuerzas actúan contra el hombre, corrompen su tarea. Dado que el hombre con la ciencia espiritual que habrá surgido de las enormes fuerzas de la personalidad para la quinta época post-atlante, tendrá que activar plenamente su personalidad, actuarán justamente contra la personalidad, las contra-fuerzas ahrimánicas. Esto hay que entenderlo, desde este punto de vista hay que mirar nuestra época.
Si miramos hacia épocas pasadas encontramos mucha más lucha objetiva, imparcial, a pesar de todo lo personal que ya actúa. En nuestra época las fuerzas ahrimánicas actúan de manera tal que poco a poco quieren arrastrar la lucha objetiva hacia la esfera de la personalidad, en las individualidades que están dispuestas a eso. Piensen como poco a poco van llevando todo desde lo objetivo hacia lo personal. No es sólo algo casual sino es algo característico para nuestra época. Alguna persona actúa al servicio de la correcta evolución que sigue avanzando. En lugar de abordar la cuestión misma, se arremete cada vez más contra su personalidad, en lugar de lo objetivo aparecerán calumnias personales, tergiversaciones personales, que tomarán el lugar de lo objetivo. Ya hoy en día vemos como avanzó esto en nuestra época, como los hombres ya no saben distinguir entre lo que es una sospecha personal y lo que es atacado objetivamente. Y justamente allí donde se intenta de una manera incorrecta dedicarse a la ciencia espiritual, esto se manifiesta en forma más grotesca, más fuerte.
Recuerden nuestras propias luchas. Recuerden cuan objetivamente había que exponer algo contra aquel movimiento que en tiempos recientes está relacionado con el nombre de la Sra. Besant. ¿Hubo acaso en la réplica desde aquel lado, algún argumento objetivo? ¡Nada! No fueron más que sospechas personales de índole muy fuerte. ¡Fueron todas sospechas personales! Esto es solamente una caricaturizada anticipación de lo que es una característica de nuestra época y cada vez más va a ocupar más lugar, y debe ser comprendida con plena conciencia. Dado que hay que dar fuerza a la personalidad – pues solamente a través de la personalidad se puede lograr cada vez más lo que antes era dado por el sentido común – es que empieza la lucha contra la personalidad. Puesto que se exige fortaleza a la personalidad y el sentido de la comodidad no quiere buscar la fuerza desde la cosa en sí que se pretende, la personalidad débil, la personalidad incapaz, es llevada, catapultada a lo fuerte por un acto de autoridad propia. Sin haber aprendido algo, sin haberse ocupado seriamente de algo, sin haberse compenetrado profundamente en algo, se hace esto o aquello, únicamente desde la arbitrariedad de la personalidad. Y de ninguna manera se tiende a contar con esas cosas.
Por otra parte, pueden ustedes hacer lindas investigaciones en nuestro campo. Cuantas veces fue necesario rechazar la infinita necedad que ha surgido en los últimos años dentro de nuestro movimiento, rechazar la futilidad que está aumentando. Pero la futilidad no entiende que ha de ser rechazada. Un ejemplo: una vez, cuando estaba en Francfort, me llamó por teléfono un hombre que dijo que tenía que hablar conmigo de inmediato. Más tarde vino, tenía pelo muy largo, ondulado, que le llegaba por debajo de los hombros y la barba patriarcal correspondiente y explicó que me venía siguiendo en mis viajes desde hacía mucho tiempo y en cierto modo quería llegar a una solución de compromiso entre lo que él había de dar al mundo y lo que es representado por mí. – No se puede hacer otra cosa que chocar contra aquel principio de la fraternidad que considera que es igual la estupidez diletante a aquello que se anhela sinceramente. Uno tiene que arrogarse la libertad de diferenciarlo. Claro, a personas así hay que dejarlas ir, no hay que ocuparse más de ellos. No es necesario ser groseros, pero hay que demostrarles que uno los toma por lo que son, que uno no está ubicado en el principio vago de la igualdad, en el que hay que considerar cada soberana idiotez como equivalente de lo otro. Bueno, después de un tiempo apareció en Suiza la persona en cuestión, y dio en algunas ciudades conferencias en las que habló en contra de mí. También hizo otras tonterías, como saben algunas personas presentes aquí. Así se gestan enemistades dado que en todas partes la personalidad que hoy tiene que arriesgarse por algo, ha de compenetrarse con algo, pero si no lo puede hacer, quiere ser fuerte sin fortalecerse antes por medio de las fuerzas que la compenetran. Hay que entender por qué causa se provocan los conflictos. Es necesario. Realmente hay que entender la propia época, no actuar desde la arbitrariedad. Bueno, nuestra época exige la mayor participación de la personalidad, por eso ¡luchen contra la lucha ahrimánica contra la personalidad!
Lo segundo que exige muy enérgicamente nuestra época es acostumbrarse al sentido para lo real. La humanidad no podrá prescindir de la comprensión del mundo espiritual. En el mundo espiritual uno no puede seguir de cerca como es corregido. En el capítulo final de la “Teosofía” expresé que uno no es corregido si hizo algo mal. Pueden leerlo. Sentido para lo real, sentido para los hechos reales. Pero en nuestra época se producirá la batalla luciférica más feroz contra el sentido para lo real. A pesar de todo, todo lo que pasó, ¡los hechos nunca fueron tan falseados como en nuestra época! Los instintos luciféricos despiertan fuerzas ahrimánicas que dan una idea falsa de los hechos. Esta tendencia de dar una idea falsa de los hechos está en la etapa inicial y cada vez más irá en aumento y es importante tomar consciencia de ello. El acostumbramiento al sentido para lo real y el acostumbramiento al hecho de que uno tendrá que abogar desde su personalidad cada vez más por lo que hay que abogar en el mundo, es parte de la quinta época postatlante.
Hay que tratar de comprender como, justamente en nuestro campo, ya se puede notar la lucha ahrimánica y luciférica, como, hasta en los hechos recientes, encontramos utilizada la falta de sentido para lo real contra nosotros,. Hoy en día ya se escriben y se dicen cosas en las cuales no hay absolutamente nada de verdad.
Todo eso lo vivenció Goethe, lo vivenció profundamente. Si leen su “Fausto” van a ver que pone tanto las fuerzas luciféricas como las ahrimánicas en un tipo de relación con el ser de Fausto, tal como es necesario que el hombre la contemple, si él se quiere colocar conscientemente en los impulsos de la quinta época postatlante. En lo particular y en lo grande actúan las fuerzas ahrimánicas y las luciféricas contra el hombre. Si uno no reconociera a Ahrimán, si uno no reconociera a Lucifer no podría seguir viviendo de manera apropiada. Y todo eso debe ser logrado a través de la ciencia espiritual. Quisiera decir que actualmente hay que hablar de esto con suficiente énfasis, porque actualmente uno es muy poco comprendido en cuanto al peso de lo que puede ser extraído de la ciencia espiritual. Las personas lo toman demasiado a la ligera, lo olvidan demasiado fácilmente. Porque hoy, podríamos decir, los sucesos mundiales exteriores actúan, en lo grande, en contra lo que exige nuestra época, comprensión, fortalecimiento de la personalidad sentido para lo real, sentido para los hechos verdaderos. Dos cosas actúan contra lo que es necesario para la evolución de la humanidad. Primero, un principio de la nacionalidad absurdo porque se volvió atávico. Un principio insensato de la nacionalidad como fue llevado al mundo por Napoleón en el siglo XIX, un principio de la nacionalidad, en cuyo nombre hoy muchos impulsos son invocados contra el verdadero sentido de la evolución humana. Un principio de la nacionalidad nebuloso que vela y confunde los conceptos, y los coloca en esferas equivocadas. Lo quiero aclarar de la siguiente manera.
Solemos hablar con cierta razón, si entendemos correctamente la cosa, de un prado. Pero recién entendemos correctamente la cosa, si hablamos de un prado verde, sabiendo que cada una de las plantas es verde y que el verdor del prado proviene de lo verde de cada una de las plantas; el verde concreto lo tiene cada una de las plantas. Si quisiera tener concretamente el verdor del prado sin el verde concreto de cada de las plantas, tendría que pintar de verde el prado. Pero entonces no sería verdaderamente un prado verde. Solamente puedo hablar del verdor de un prado si soy consciente de que, en lo concreto, sólo puedo referirme a lo verde de cada planta. Tengo saber que lo verde sólo puede ser aplicado en este caso, a cada planta y no puedo pensar confusamente como si el verdor del prado pudiera corresponder al todo. Si uso en abstracto la palabra “el verdor del prado” tengo que tener claro que formo una abstracción que engloba a cada uno de los sustantivos concretos, las plantas verdes. Esto es necesario en el sentido más eminente, que exista la mayor claridad en relación a los conceptos, que, por ejemplo, los hombres aprenden que sólo pueden usar concretamente las palabras “libertad” y “derecho” en relación a cada uno de los hombres como del verdor concreto en relación a cada una de las plantas, y que, si hablo de los derechos y la libertad de los pueblos, sólo me refiero a un sustantivo abstracto como lo es el verdor del prado. Pero hoy se esparce por casi todos lados la divisa más engañosa que pueda existir, al hablar de algo que se quiere conseguir en nombre de los derechos y la libertad de los pueblos, que es un absurdo, una tontería, tal como el verdor del prado es una tontería si uno piensa que puede pintar de verde todas las plantas del prado en lugar de que el prado es verde por cada una de las plantas. Sin embargo, por confundir actualmente a los pueblos con el falso principio de la nacionalidad, se habla de esta necia divisa, los derechos y la libertad de los pueblos. Seguramente uno mismo es considerado un necio, un loco si expresa lo que ha de expresar, en referencia a “Fausto” quien dice: ”Estar en suelo libre con un pueblo libre”, y no con una nación libre, de lo cual no se puede ni hablar. Seguramente hoy uno es considerado un tonto o un malintencionado que se rebela contra todo lo que es hermoso, grande e ideal, lo que es bienintencionado, pero que está pensado en forma imprecisa, lo que está pensado en forma descuidada, chapucera, lo pensado en forma malintencionada, porque trae algo atávico que no corresponde a nuestra época, puesto que a través de ello se enseña a las personas una conciencia que procede de la debilidad y no de la fuerza de la personalidad.
La otra fuerza que actúa en nuestra época contra los principios progresistas, además del principio absurdo de la nacionalidad, es la politización de las ideas. Es importante que uno sepa de las dos fuerzas, que uno sepa también de la politización de las ideas. En otro contexto les llamé la atención sobre el sentido de “política” donde se habla permanentemente de planes de acción, de poner en escena ciertos pensamientos para lograr esto o aquello. Pero, ¡cuán propagado está esto en el mundo! De la politización de las ideas surge lo peor en nuestra quinta época post atlante. Una época que en cierto sentido todavía podía creer estar inspirada cuando expresaba pensamientos, podía decidir en algún concilio este o aquel dogma que después era aplicado para lograr esto o aquello. En nuestra época, que verdaderamente en su estructura materialista no tiene inspiraciones, si no toma el concepto de tal manera que esté relacionado con la responsabilidad frente a la verdad impersonal, se tomará un concepto solamente desde la aspiración personal arbitraria o desde alguna asociación arbitraria o cualquier otra aspiración comunitaria arbitraria. Entonces uno no pondrá ese pensamiento en el mundo porque comprende su autenticidad, sino porque quiere politizar con él. Esta politización de las ideas sigue y sigue. Uno no se educa de modo tal que uno quiera llegar al pensamiento verdadero sino uno se educa como para llegar al pensamiento con el cual poder politizar, por ejemplo con la idea de la no vivisección de animales. Pero uno no considera este pensamiento conforme a su contenido verdadero, sino por su fuerza política de agitación. Uno agita con el pensamiento, uno politiza con el pensamiento en círculos que están a favor de la abstinencia, en asociaciones de anti vivisección. Uno no toma el pensamiento acorde a su verdad – abstinencia, vivisección, etc. – sino que uno politiza respecto a él. En todas partes se politiza con el pensamiento. Se introducen los pensamientos en los círculos políticos. El falso principio de la nacionalidad, la politización falsa con los pensamientos como vive hoy en el afán de crear asociaciones, es lo que actúa en contra de las evoluciones progresivas de la humanidad. Se fundan asociaciones, no con el propósito de representar la verdad sino para lograr esto o aquello. Con eso se puede fanatizar, unilateralizar el pensamiento correcto, mientras la principal característica de la quinta época post atlante es que ha de obrar a través de la verdad.
Con razón Herman Grimm, quien profundizó en la vida de Goethe dijo: El “Fausto” de Goethe es un poema que está totalmente pensado desde la organización de la personalidad humana. Un profesor universitario de mediano rango se vuelve fanático en su anhelo científico, sufre mucho. Pero todo lo que sufre, es representativo en mayor grado de todo anhelo humano y, si uno penetra en la profundidad de la cuestión, realmente contiene todo que puede aparecer en nuestra época como preguntas filosóficas, preguntas que conmueven al corazón, también contiene todo que puede aparecer como fuerzas políticas. – Y desde lo profundo de la ciencia espiritual uno podría agregar: Justamente lo que es puramente humano, lo que es la sustancia de la humanidad, está en el “Fausto”. ¿A qué nación pertenece? Por supuesto a ninguna. Él es la protesta viva contra el falso principio de nacionalidad de nuestra época que surge de una palabra de Grillparzer, una palabra que suena dura pero que es muy verdadera. Grillparzer dijo: Desde la humanidad a través de la nacionalidad hacia la bestialidad. – ¡Ese ya es el camino! Si uno insiste en la nacionalidad, si se conciben aspiraciones a través de ella, ella se aparta de la humanidad y conduce a la bestialidad. Por supuesto la política en el mundo es necesaria pero no la politización de los pensamientos. ¡Vean como Goethe despolitiza los pensamientos! Intenten comprender la segunda parte del “Fausto” de Goethe desde este punto de vista; está escrita desde lo muy profundo. Es un documento muy grande, no solamente del momento sino de todas las épocas de la humanidad pues, como ya hemos visto, toca cuestiones que uno pone al lado de grandes cuestiones bíblicas. La escena de Inquietud está al lado de la escena del paraíso; la escena donde Mefistófeles está frente a los espíritus celestiales, está al lado de la imagen que nos da la Biblia, de que a los hijos de los dioses les gustan las hijas de los hombres y se unen con ellas por la carne.
Uno quiere tener muchas palabras, palabras mejores para aludir a lo que se debería grabar muy profundamente en el espíritu humano y en el alma humana, para aludir a lo que no debería olvidarse, pero lamentablemente se olvida muy pronto una vez que se ha escuchado. Pues la curación de los males de la época solamente podrá provenir de la comprensión de aquellos asuntos que fueron tocados.
Si intenté de mencionar justamente hoy en relación con el “Fausto” de Goethe algunas cosas sobre los modernos impulsos de la quinta época post atlante, sobre todo quiero que comprenden como se manifiestan en todo el mundo los pecados contra los impulsos de la quinta época post atlante, como aparece la incomprensión frente a lo que uno debería comprender. – ¡Oh, quisiera tener las palabras con las cuales hablar de esas cosas! Pero quizás en épocas venideras otras personas van a encontrar palabras mejores para hablar de los asuntos que hoy se comprenden tan poco, porque muchas personas quieren sumergir su personalidad en algo cómodo relacionado con esto o aquello, quieren llegar a ser algo en este o aquel movimiento y después no saben salir del falso principio de comunidad o del falso principio de nacionalidad, no saben salir de la politización de los pensamientos. Y sin embargo, caerá en poder de Lucifer y Ahriman todo aquello que transita por este camino errado. ¡Solo prosperará aquello que sepa que por este camino no se logrará nada! Uno se podrá quedar cómodamente instalado en las más diversas agitaciones y asociaciones de nuestros días, pero el camino que debe ser encontrado, solo podrá encontrarse al servicio de aquellos actos humanos que buscan la sabiduría y la verdad y que están convencidos de que únicamente a través de la incorporación de la verdad en la humanidad, podrá ser alcanzada la meta humanitaria de nuestra época; que saben que hay que acabar con toda politización del pensamiento, todo agitar con los pensamientos como si fueran dogmas. Saber que estos deben ser abarcados con un absoluto sentido de responsabilidad para con la verdad, no por su valor como agitadores, no por el placer que nos producen. Los pensamientos no deben aparecer en nuestra esfera por el hecho de que nos gustan, sino por el hecho de que tengamos un total sentimiento de responsabilidad frente a la verdad y al valor de lo verdadero.
Me hubiera gustado decir mucho más de lo que puede estar contenido en estas palabras, mucho más de lo que pude decir en relación al “Fausto” de Goethe. Deseo que siga obrando en los corazones y en las almas, porque sé cuanto necesitaría ser un remedio anímico-espiritual sanador para nuestra época y para la humanidad, que en nuestra época transita por estos caminos errados. Si no podemos admitir los caminos errados, si queremos seguir transitándolos, no se podrá avanzar de manera adecuada hacia la meta que la humanidad ha de perseguir.
N. del T. Sein en alemán puede ser tanto ser como estar
N.del T. El original usa el verbo werden= devenir Para poder entender la siguiente reflexión de Steiner debería poder decirse en español: Ahora, Fausto, al final, ¡devendrás ciego tú!
Descargar: PSICOLOGIA, STEINER, COMENTARIOS ACERCA DEL FAUSTO DE GOETHE